desde sus rangos más elevados, a toda otra clase, a todo hombre y mujer, a toda nación, a todo pueblo, y a toda lengua. Es una enfermedad que ha infectado a todo el mundo y se evidencia claramente en todo nacido de mujer, con la sola excepción de Jesucristo, el Hijo de Dios.1 De esta explicación general el Dr. Ryle pasa a mostrar la manera en que esa enfermedad del alma se evidencia. Él lo llama «el pecado particular». Aclaramos que el hombre no es pecador porque peca, sino que peca porque en su
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